Las instituciones y las organizaciones dentro del contexto sistémico complejo
Por: Jorge Humberto Petta Victoria
Odontólogo Neurofocal y Terapeuta Neural.
La Terapia Neural (TN) y la Odontología Neurofocal (ONF), son dos procesos terapéuticos que nos invitan, desde la comprensión y concepción sistémica- compleja, a repensar el paradigma antropocéntrico, que es mecánico, reduccionista, hegemónico y certero, entre otros, en el cual todos hemos estados inmersos desde hace ya más de trescientos años y por el cual nos hemos paseado como si nada, a veces, sin darnos cuenta, en las aulas de clase escolares y universitarias, en los centros espirituales, en los movimientos políticos, en los sistemas sanitarios, en los avances tecnológicos, en las propuestas sociales, etc, porque eso es lo que hay, y lo que hay permite que haya una ceguera paradigmática que nos impide ver que hay otras posibilidades de acercarse a otras realidades diferentes a las impuestas por este mismo paradigma.
Nosotros, los Odontólogos Neurofocales, que hacemos parte de una nueva realidad, en donde sentimos que no somos una rama de la salud aislada, sino que somos emergencia de un devenir vital, y que como emergencia nos sentimos parte de un sistema, no solo de salud, sino nos sentimos parte también de un sistema político, social, económico, espiritual, y obviamente ecológico, tenemos que asumir esa responsabilidad de la cual nos estamos empezando a dar cuenta. Esa responsabilidad no solo se asume en las cuatro paredes del consultorio; esa responsabilidad trascendería el hacer en nuestra práctica profesional. Es decir que no somos solamente somos Odontólogos Neurofocales de los dientes, sino que también somos Odontólogos Neurofocales de todo el cuerpo, de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro país, de nuestro planeta y del universo del cual somos también parte. Es decir que somos parte de una gran organización, por eso, somos la emergencia de un sistema que se auto-eco-organizó.
La Asociación de Odontólogos Neurofocales de Colombia (ODNF), por lo tanto debería estar conformada más como una organización, que como una institución, porque nos debemos a una epistemología que reta al paradigma antropocéntrico y mecánico. No se podría entender que nos demos cuenta que el órgano dental está en constante inter-trans-relacion con el contexto y que nosotros como Odontólogos Neurofocales trascendamos el reduccionismo, pero que nos unamos institución.
Las instituciones son conjuntos de normas y reglas que definen las relaciones entre personas y tareas y determinan la distribución del poder. Hay acuerdos contractuales y funciones bien definidas. Tienen documentos oficiales, diagramas organizativos, reglamentos internos, manuales de conducta, manuales de procedimientos, manuales de protocolos, manuales de presupuestos, que establecen su política, sus estrategias y sus objetivos. Obviamente esto es necesario, cuando estamos atornillados en un sistema que es objetivo, mecánico, hegemónico, cuantificable y muy científico, en donde hay que ver para creer, en donde hay que mostrar evidencias, en donde lo subjetivo no tiene espacio, en donde el síntoma es un dato menor y los sentimientos están fuera de lugar; es este el sistema que nos obliga a cumplir la norma y el marco legal, para que de esta forma seamos aceptados y avalados por él. Pero la idea es estar, cumplir y darnos cuenta que eso no es lo que sentimos, que eso no es lo que nos mueve, si del pensamiento sistémico-complejo estamos hablando. Tenemos sueños, somos románticos y creemos que las cosas podrían ser diferentes al espíritu rígido de lo institucional.
Pensamos entonces que si no estamos bajo reglas y normas, hay un total caos, desorden y anarquía. Pero acaso no es precisamente ese uno de los pilares de esta nueva forma de concebir el mundo? Cuantas veces no hemos dicho que el equilibrio nos lleva a la muerte, y que el desorden fomenta la vida y permite la auto-eco-organización? Los organismos vivos precisan estar alejados del equilibrio, sin normas preestablecidas en continuo intercambio de materia, energía e información. Cuando estamos lejos de las condiciones de equilibrio, las ecuaciones no son lineales; hay nuevas propiedades posibles, hay nuevos estados posibles, que son las distintas estructuras disipativas accesibles; en cambio si nos acercamos al equilibrio, a la norma, al modelo, la situación es la contraria: todo resulta lineal y no hay más que una sola solución. Esto nos acerca a aquel paradigma que pretendemos dejar atrás, que nos ha dicho como hacer las cosas y que no nos permite visualizar un mundo mejor.
Pero entonces, ¿Cuál sería la propuesta desde la ONF?
El otro espíritu sería mirar la Asociación como una organización. Las organizaciones son redes de comunicaciones fluidas y fluctuantes. Esas comunicaciones incluyen formas no verbales de implicación mutua. Existe una tarea común implícita a través de la cual se intercambian habilidades y se genera conocimiento compartido. Cuando a la organización entra gente nueva, la red puede reconfigurarse, si alguien se va la red cambiara de nuevo y hasta podrá desaparecer. La materia no solo interactua, también se organiza y mantiene la esencia. En las instituciones las funciones y las relaciones de poder son más importantes que las personas, por lo que persisten a través del tiempo aunque estas cambien.
Para que la ODNF, como organismo vivo, podrá gestionar su propio ritmo, su propio rumbo, y se auto-eco-organizará gracias a un trabajo coordinado, solidario, responsable, armónico, amable. Un trabajo en donde no haya categorías, ni jerarquías tal cual sucede en los sistemas vivos; un trabajo en donde todos estemos informados del todo, en donde haya un propósito común, que nos identifique como colectivo; un trabajo en donde cualquiera pueda realizar la labor del otro, precisamente porque hay un conocimiento del todo. La fuerza vital de una organización se debe a: Su flexibilidad, a su potencial creativo y a su capacidad de aprendizaje.
Si nos imaginamos que la ODNF es un organismo vivo, entonces, como dejar atrás el enorme esfuerzo y la síntesis que logró hacer nuestro eminente profesor Julio Cesar Payan de la Roche al establecer las relaciones entre los diferentes conceptos que emitieron Poncaire, Pablov, De Broglie, Heisemberg, Speransky, Weiner, Prigogine, Manderbrot, Bertalanfy, Margullis, Maturana y Varela, los hermanos Huneke, Morin, entre muchos otros, y rescatar a Descartes, Newton, La Place, Comte, Kepler, Pasteur, Darwin, etc. Ellos nos permitirán vivir una Asociación institucionalizada, mecánica, hegemónica, lineal, normativa, legalizada y avalada por el paradigma y las comunidades científicas.
Las preguntas que surgen son:
¿Cómo lograr esa armonía entre lo institucional y lo organizacional?
¿Las dos son como el agua y el aceite?
¿Es tratar de meter un paradigma en el otro?
¿Debemos esperar aceptación, o más bien respeto por nuestra cosmovisión?
Podríamos pensar que es muy difícil salirnos de un sistema que impone y manipula. Y que veamos lejano el que una organización logre regalarnos incertidumbres, flexibilidad, sentimientos, libertad. Pero no podemos olvidar que con cada impulso que hagamos al sistema, así sea muy pequeñito, tiene el poder del aleteo de una mariposa.